lunes, 23 de diciembre de 2013

Santiago Castillo: “Mi sueño es hacer música, así que se hace realidad cada día”

Santiago Castillo, artista procedente de Maldonado, Uruguay, tuvo claro desde niño cual quería que fuera su camino en la vida, la música.  Siempre le atrajeron los instrumentos y lo espectáculos, los discos y conciertos, que se encargaron de marcarle el rumbo.  Vino a Barcelona el 2004, desde entonces es socio del AMUC,  uno de los socios más antiguos que sigue en activo y toca exclusivamente canciones propias. 


Asistió a clases desde pequeño donde un par de profesores le dieron la base en el teclado, luego continuó investigando, como autodidacta, tanto teoría musical como tecnología aplicada a la música; además afirma que “la interacción musical con otros músicos y lo que te pueden transmitir también es una gran escuela”, así como escuchar música, ya que ayuda a conocer todas las posibilidades sonoras, recursos y estilos para poder encontrar los tuyos propios y formar con el tiempo el sonido que te represente.  Dice que cada vez le importa menos el virtuosismo y más la personalidad, el distinguirse del resto. 

Santiago siempre ha tenido el apoyo de su familia, pues desde los juegos de niños, los grupos de la adolescencia y su continua dedicación, la música ha persistido como una pasión definitiva; “siempre estuvo claro que hacer música es lo que más disfruto de la vida”.  Pero esto  no es lo único en la vida de Santiago, estuvo muchos años como docente en educación secundaria, le interesa el arte, la plástica y el diseño, y más que nada los escenarios: teatro y danza; trabajó como técnico de sonido y actualmente graba y hace producción artística en su propio estudio. 

En estos momentos, Santiago está presentando su nuevo disco junto con el catalán Miquel Simó, en batería, y el argentino Marcelo Acosta, en el bajo. Él mismo compone las canciones y hace las maquetas en su estudio, dejando las puertas abiertas a algunos arreglos que crean convenientes los otros componentes del grupo en función de cada canción. Para los conciertos llevan mucho equipamiento por lo que lo han tenido que adaptarlos cuando van al metro utilizando materiales reciclados que “os sorprendería como suenan”.  

Santiago afirma: “mi sueño es hacer música, así que se hace realidad cada día”, pero como en todo, siempre se puede seguir creciendo, llegar a más gente y permitirse trabajar en otro nivel de producción, por ello aprovechan cada oportunidad de tocar y difundir su trabajo. Venden discos tanto en conciertos como en Internet: “Son hermosos esos encuentros mágicos de gente reconociéndose en una música”. (www.santiagocastillo.es)

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Agustín Salvatierra: “Algún día El Observador y Agustín serán uno solo”

Agustín es un músico procedente del sur del continente Americano, concretamente de Buenos Aires.  Su interés por la música se despertó algo más tarde que el de los músicos con los que habíamos hablado, a los 32 años, siguiendo a referentes como Alejandro Megias, Manuel Megias, Ruben H., Fernando Doy, Hugo Sales y Stanis Vojthejokvsky entre otros.  Es autodidacta absolutamente, poco a poco ha ido puliendo diferentes aspectos hasta conseguir la buena música que le caracteriza y que se puede escuchar en su web: http://grooveshark.com/#!/album/Ocaso+Nacimiento+Desarrollo/8390591




Al llegar a Barcelona conoció a la asociación de músicos AMUC, que define como la experiencia viva más interesante que ha visto en su vida: “Con sus luces y sus sombras, expresada a través de las luces y las sombras de los seres humanos que la componen ha tenido la capacidad de crear valor en sus diferentes etapas para que se siga desarrollando la actividad de hacer música en el metro y a partir de ello otras actividades como el Ciclo por los Centros Cívicos”.  No olvida los rituales previos a los conciertos con la Banda Mutante, en los que los protagonistas eran las cosquillas y las bromas entre los músicos. 

Agustín a creado un personaje, un personaje que es él mismo visto desde fuera; El Observador 73. Esto le permite conocerse mejor, tener una mirada más creativa de la realidad que busca escindirse de la normalidad aburrida y cobarde que nos limita; “algún día El Observador y Agustín serán uno solo”. Su sueño se encuentra el en proceso, el proceso es hacerlo y transitarlo es el sueño. 

Este músico escribe sus canciones plasmando las emociones de la vida cotidiana, normalmente angustiantes, que no podría encontrar otra forma de expresarlas si no fuera una canción; a partir de ahí surge la armonía y la letra.  
Para acabar, Agustín nos regala un fragmento escrito por él mismo, o mejor,  por el Observador 73; “Por el túnel del metro”: 
Por el túnel del metro yo veo la vida pasar cómo un juego del tiempo, gente que viene y que va. Postal humana del ser que entre las crisis de hoy se dispone a existir, pasa Caín, pasa Juan, que hoy decidió a apostar negro y rojo en el amor. El chino y su guitarra persiguen quimeras. El chelo de Oleg que perdió la razón en un campo helado allá en la gran Siberia, loco. Y ahí vas vos, quién sos que esperas. Lo vas a intentar o vas a hacer lo que te dicen que hay que ser y parecer. En la parada 16, en el Clot en Verdaguer, te alientan y te desaíran, un escenario total, público artista, todos al mismo nivel. En Plaza Sants, en el puesto 10, en el Passeig en Poble sec tintinean gruesas monedas. Quién quiera oír, ahí está. Y en los pasillos, acordes de todo el mundo, Nahuel hace un cante de inconclusas razas. Mi amigo el rumano me enseña la del clan, otra forma de estudiar. Hoy hace frio, la gente no vive, y yo transito con vos con estas fuertes raíces que me han dado, que me atan, que me llevan junto a vos ¿Quién sos que esperas? Por el túnel del metro yo veo la vida pasar, toda esa gente que va pasa el incrédulo de que hoy no podrá creer en mí, y tal vez mañana cante esta canción.


miércoles, 11 de diciembre de 2013

Icar Toset: “ Para vivir de la música tienes que tener diferentes cosas en marcha de diversas naturalezas”

Icar Toset es un catalán, natural de Sant Cugat del Vallés,  de 34 años.  A los 13 empezó a sentir interés por la guitarra, su padre tenía mucha y muy buena música  que fue captando su atención. Además Icar tenía muchos amigos que se dedicaban a la música, a quienes admiraba e idealizaba. 



Se formó con ayuda de algún que otro profesor, pero él solo ha ido creciendo más y más como guitarrista y músico, siguiendo los pasos de sus referentes, como lo son Pat Metheny, los cantautores Jorge Dexler y Marcio Faraco, y el violoncelista Yoyo-Ma.  Icar comparte esta pasión con otro hobbies, como jugar al ajedrez, nadar al mar y caminar, sobretodo desde que vive en Menorca.

Tocó con AMUC hace unos años cuando estuvo como invitado,  pero dice que tocar en el metro no es muy inspirador para él,  prefiere actuar en bares, restaurantes, clubes, fiestas privadas, bodas…: “Estoy con diferentes proyectos musicales y cada uno en un sitio diferente, para vivir de la música tienes que tener diferentes cosas en marcha de diversas naturalezas”.  Toca en solitario o en grupo, y ahora está en un coro de Góspel en Menorca con una cantante de Sant Cugat, su trio de jazz y diversos músicos que pasan por la illa. 

Este guitarrista guarda en su memoria una divertida anécdota de una de sus actuaciones. Dice que siempre lleva un cuidadoso inventario de todo el material que necesita, pero en uno de sus bolos, se centro tanto en los complementos que se olvidó de lo más importante: ¡su guitarra!

Icar agradece a la vida lo que le ha dado, tanto en el ámbito personal como profesional: “Lo que quiero es que nunca deje de crecer y de sorprenderle con la música”

sábado, 7 de diciembre de 2013

Alejandro Megías: “Me gusta tocar en la calle y en bares pequeños”

Alejandro Megías es un argentino de 44 años inmerso en el mundo de la música desde que nació. Su madre y su abuela son profesoras de piano y, su padre, actor y gran oyente de música; creció escuchando a Dylan, Floyd, Beatles, Belafonte, Oldfield, Serrat, Simone, Bunbury, Sabina y Di Bari entre otros.

Dice que se “mal formó” sólo, cosa que no recomienda. Toca la guitarra cada vez más aceptable por su oído y su familia le apoya y hace todo lo posible para su “no famosa” y dilatada carrera de cuentautor, como él mismo se denomina. Actúa casi siempre  solo, pero prefiere estar acompañado aunque sea más complicado y laborioso. 



Alejandro es el socio número 186 de AMUC y los conoció gracias a la misma chica que le trajo a España. También es escritor con varios libros publicados y un buen pizzero que canta y que va rotando sus dones para no aburrirse.  Sus canciones  están en myspace.com/alejandromegias

La primera vez que tocó en Barcelona fue cuando consiguió el carnet del AMUC y, la primera vez que compartió escenario con algunos de ellos, fue cuando los músicos más antiguos invitaban a uno de los nuevos; a él le eligió su cantautor favorito, Santiago Castillo. En octubre del 2010 tuvo que volver a Buenos Aires, así que fue la última vez que pudo tocar en la Ciudad Condal: “le di mi correo a una chica con ojos azules y ella meses después me escribió cuando encontró el papel en la lavadora, llevamos tres años hablando con el detalle de que yo no recuerdo su cara y ella se niega a mandarme una foto”.  Ahora está de paso por Florencia y a días de volver a instalarse en Barcelona, salvo milagros diversos que cuenta que le ocurren en su vida y que casi siempre le llevan de viaje a ninguna parte.




Javier Woolfi: “Tocar en el metro es la experiencia más fuerte y brutal que pueda sentir un músico”

Javier Woolfi Alonso Artieda, un músico independiente de Barcelona, sorprende con su repuesta a la entrevista formulada con un “a algunas de estas preguntas no les he encontrado respuesta todavía”, y es que siente la música con tanta fuerza que no llega a entender cómo es eso posible. Para él actuar en el metro es una experiencia única, dice que es tener que tocar a un público que casi no existe, tocar para ver como arrancas una sonrisa a un rostro triste, tocar para sentir como los niños te sienten y  expresan con tu música “lo que los adultos ya no recuerdan”, tocar sin pedir nada a cambio, si te valoran, te lo compensan, tocar solamente para ser feliz pensando en que puedes hacer más alegre la banda sonora de nuestro día a día. “Y en estas arterias de esta ciudad donde la mayoría de nosotros pasamos a diario, ser músico del metro es algo que puede hacer que piense que soy un ser afortunado;  creo que ahora entenderás el porqué de las preguntas sin respuesta”. 






martes, 3 de diciembre de 2013

Chiky Tafur: “Las necesidades primarias traspasan las barreras del arte”

Chiky Tafur, conocido formalmente por Edinson Torres Tafur, es un peruano de 40 años que se define como “un paria que sobrevive donde sea”.   Estudió sociología e hizo varios talleres de cine documental en su país; aquí trabaja en un bar compaginándolo con su pasión por este arte.



Hace un año decidió rodar un cortometraje documental sobre los músicos del subsuelo a raíz de “Bluesman”, un ingeniero agrónomo con el que compartió universidad y que ahora toca en el metro; ambos tienen afición por el cine y la música.  Él fue quien le presentó AMUC, le llevaba a las reuniones que se realizan cada 15 días y, así, le permitió conocer al resto de los miembros.  Piensa que es una buena organización, con estructura sindical, que les ofrece orden y seriedad en el trabajo: “En Madrid, por ejemplo, no existen asociaciones de este tipo y la rivalidad se evidencia a la hora de ocupar los diferentes sectores del metro”. 

En el documental se dedicará a seguir a su amigo analizando también la realidad social de todos los músicos; asegura que hay muchas historias que le han impactado pero que “por ética no puedo revelar”.  La grabación la ha realizado solo, cámara en mano, con un sonido externo básico y sin ningún tipo de iluminación adicional. “A veces me olvidaba de que estaba grabando y me tomaba una lata mientras me dejaba llevar por su música”, una vez termine el proceso de edición, se distribuirá por todas las redes sociales.  Se puede ver un adelanto en el link:  http://www.youtube.com/watch?v=tYwJfQgqHlY

Chiky piensa que el hecho de que cada año se presente más gente a las pruebas del AMUC es signo de que el placer y la pasión por la música se están perdiendo, y son las necesidades primarias las que traspasan las barreras del arte; “los pasadizos del metro podrían ser un alivio”.