sábado, 2 de noviembre de 2013

Ser músico no es el único requisito

Los músicos que se encuentran en el metro han de pertenecer al AMUC, pagar una cuota mensual y someterse a una prueba, un casting en el que se evalúan sus habilidades y se les exige una cantidad de repertorio determinada, ofreciendo así una música de calidad a los transeúntes. En el caso de saltarse estos pasos, los músicos pueden ser sancionados con una multa de hasta 6.000 euros.

Todo este proceso de selección y organización surgió a partir de la propuesta lanzada por parte del AMUC y la asociación de artes de la calle de Barcelona en el 2002, en la que mostraba la problemática existente en este sector.  Los diferentes artistas, tanto del metro como de la calle, discutían por el espacio, prolongaban mucho sus actuaciones, obstaculizaban al peatonal, tenían un fuerte impacto sonoro y carecían de calidad.  Así pues se pusieron manos a la obra para garantizar la pluralidad de expresiones artísticas que caracterizan internacionalmente a Barcelona, y no un proceso de amontonamiento según disciplinas artísticas, mejorar el control de toda su problemática y la convivencia ciudadana e integrar a los artistas de calle a la vida cultural de la ciudad de manera formal, procurando la mejor calidad artística en las calles de Barcelona para contribuir al embellecimiento cultural y a la explotación turística de la misma.




Ahora la TMB se encarga de señalar una serie de puntos, cuarenta concretamente, que luego reparte entre los candidatos seleccionados teniendo en cuenta el impacto sonoro  y la aglomeración.  Esta elección se realiza cada 15 días y, como me decía la secretaria de la oficina del metro, pese a la variedad de puntos el  25 es el más demandado; la parada de Verdaguer. Por lo visto allí la gente es muy generosa y disponen de un amplio espacio para tocar.

Una vez conocido el proceso que debe seguir el artista, estamos preparados para saber más acerca de su asociación y a los diferentes asociados, no os perdáis detalle durante las próximas entradas.

Eva Ribelles


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